La administración de plantas
medicinales en forma de polvo permite aprovechar al máximo los
principios activos de la planta, especialmente cuando se trata de partes
duras (raíces, cortezas, semillas) o cuando se trata de principios
activos difíciles de extraer en frío e inestables al calor. Aunque
algunos pacientes toman el polvo directamente o mezclado con los
alimentos, no es un sistema agradable, de manera que la forma más
adecuada para la administración de polvo de droga es en forma de
cápsulas o comprimidos.
Extractos secos. Se obtienen
por maceración o percolación de la droga en un disolvente (agua,
alcohol, glicerol, etc.) y posterior concentración de la solución por
evaporación total del disolvente hasta conseguir un producto con textura
de polvo. Son productos muy concentrados respecto a la droga de partida,
lo cual hace que sean muy adecuados para la elaboración de cápsulas. Su
mayor inconveniente es su carácter higroscópico, que dificulta la
manipulación y sobre todo la conservación.
Capsulas. en fitoterapia,
cada día se utilizan más las cápsulas de polvo de droga o de extracto
seco, para la administración oral. Éstas ofrecen una presentación sin
problemas organolépticos y comodidad de empleo. Además, tienen una buena
biodisponibilidad. Su preparación es sencilla, simplemente llenando las
cápsulas con la cantidad de polvo de droga que corresponda, por los
métodos habituales. Aunque, como las dosificaciones con polvo de droga
son relativamente elevadas, en general deberán utilizarse cápsulas
bastantes grandes, si bien el número concreto va a depender de la
densidad aparente de cada polvo de droga. Sin embargo, si en vez de
droga pulverizada se encapsula extracto seco de droga, debido al
carácter concentrado de los extractos secos, la dosificación será más
baja. Es recomendable administrar las cápsulas acompañadas de suficiente
cantidad de líquido y, generalmente se suelen tomar entre las comidas o
media hora antes.
Comprimidos. Son formas
farmacéuticas sólidas, generalmente de administración oral, que se
obtienen por compresión. Se elaboran a nivel industrial y, aunque
existen diferentes técnicas de fabricación, para su preparación es
necesario emplear aglutinantes, diluyentes, disgregantes, colorantes,
aromatizantes y lubrificantes. Se emplean poco en fitoterapia, ya que la
cantidad efectiva de droga que se puede incorporar al comprimido es muy
pequeña por limitaciones de volumen. Por ello, para alcanzar dosis
terapéuticas se hace necesario ingerir entre 2 y 6 comprimidos por toma,
generalmente.
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